Celinda Barreto Flores Periodista. Docente universitaria
Matemático, astrónomo, ingeniero, físico y lingüista, Federico Villarreal fue un destacado científico peruano del siglo XIX, cuyas características de genio se evidenciaron desde que era muy niño, en el pueblo de Túcume, Lambayeque, donde nació en 1850.
Al terminar sus estudios primarios, teniendo solo nueve años de edad, sus padres, ante la imposibilidad de que siguiera estudiando en su pueblo, lo enviaron a Lambayeque para que continuara su instrucción y cuando aún los estudios de ciencia no existían en ninguna institución educativa del Perú, siguió la carrera de "preceptor" y volvió a su pueblo para dedicarse a la enseñanza de las primeras letras en la escuela local.
Luego se dedicó a la enseñanza de las matemáticas en la capital de la provincia, de donde, casi a los 25 años, viajó a Lima para estudiar en la recién fundada Escuela de Ingenieros de Lima, donde se desempeñaba como profesor, ocupación que no dejó en ningún momento de su vida.
Ya profesional, fue asiduo colaborador de las revistas científicas de la época, entre ellas la Gaceta Científica, el Boletín de la Escuela de Ingenieros y el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima, y los historiadores lo consideran el primer divulgador científico de su tiempo y el formador del primer grupo de científicos peruanos que cultivaron en el Perú la matemática moderna, materia que él consideraba debía tener una gran expansión, para beneficio de la ciencia, en todas sus especialidades.
Sus esfuerzos por hacer la ciencia asequible a un número cada vez mayor de peruanos, no lo apartaron de sus deberes con la patria y, abandonando sus estudios, se enroló para defender al Perú en la Guerra del Pacífico, resultando herido en una de las batallas de Chorrillos y Miraflores, en las que miles de estudiantes ofrendaron su vida.
En cuanto a la obra específica de Villarreal en el campo de las ciencias, es casi imposible juzgarla o siquiera describirla para alguien que no domina el tema; pero el reconocimiento de la misma consta en muchos documentos que revelan su importante contribución a este campo, sin cuyo dominio, el concepto de "desarrollo" que él esperaba para su país, tan dotado de recursos naturales, hubiera sido aún más arduo.
Su labor no se limitó a la divulgación de la ciencia, fue también una especie de juez que desenmascaraba, mediante notas periodísticas, a los que él llamaba "pseudosabios" cuando emitían una opinión o una teoría científica que, desde sus conocimientos, le parecía falsa o deleznable.
Científico, por un lado, y humanista, por el otro, entre los sueños de Villarreal estaban imaginar que era posible que el hombre llegara a la luna y el establecimiento de una lengua universal, el esperanto, recién divulgada en la época, para que todos los hombres se entendieran.
No logró esos sueños, pero hasta su muerte, ocurrida en 1923, editaba con su dinero, la única revista esperantista que ha existido en el Perú.